Si bien hoy en día se ha puesto de moda el movimiento FIRE, surgido en Estados Unidos por el concepto Financial Independence, Retire Early (Independencia financiera, retiro temprano), la idea de lograr una cifra que nos alcance para dejar de trabajar y con ese número cubrir todos nuestros gastos puede llegar a resultarnos inalcanzable.
Pero qué tal si fuera posible conseguir ahorrar una cantidad de dinero suficiente que nos permita cubrir nuestros gastos básicos por el resto de nuestra vida.
Y es que si dejamos de lado nuestras vacaciones, los gastos en entretenimiento, las salidas a cenar afuera o la idea de cambiar el auto cada tres o cuatro años, por ejemplo, y nos quedáramos con nuestros gastos fijos de cada mes como la alimentación, el combustible y los servicios, seguramente el número final se verá considerablemente reducido.
Para ser sinceros, llegar a cubrir ese gasto tampoco es una tarea sencilla, pero probablemente luego de calcular una cifra mucho más realista de nuestro costo de vida mensual, nos sorprenderemos. Y a partir de ahí, la idea es multiplicar esa cifra por 12 (los meses del año, claro) para obtener nuestro costo de vida anual. Si nuestro costo básico anual asciende a los 10.000 dólares, la famosa ley del 4% (que nos explica que tomando el 4% de nuestro capital total invertido podremos subsistir sin necesidad de tocar nuestro ahorro) nos demostraría que necesitaríamos 250.000 dólares. Un número seguramente menor del que pensábamos cuando nos imaginábamos recostados en la playa con millones de dólares en el banco.
Probablemente mientras más frugales seamos, es decir mientras más “barato” sea nuestro coste de vida, este número será cada vez más alcanzable, y a su vez dispondremos de mayor capacidad de ahorro, porque la diferencia entre nuestros ingresos y nuestros gastos se ampliará. Lo que nos dará la posibilidad de apartar más dinero para invertir en los vehículos que más se adecúen a nuestra situación personal. Como un ejemplo aleatorio podemos decir que 200 euros mensuales invertidos en un fondo indexado al S&P 500, según datos históricos, tardaría 30 años en hacernos alcanzar los 250.000 dólares que necesitamos. 30 años parece mucho tiempo, pero si comenzamos a los 20 años de edad, podemos cubrir nuestros gastos cerca de los 50. Y muy pocas personas pueden darse el lujo de contar con esa seguridad financiera (diferente a la libertad financiera) para así trabajar de lo que quisieran, o de disfrutar todo el tiempo libre que desean porque sus necesidades básicas están totalmente cubierta DE POR VIDA.
Muchos piensan que la capacidad de ahorro, la inversión en sí mismos mediante libros y cursos que los ayuden a ser mejores en el ámbito de las finanzas, o lograr entender cómo funciona el dinero para cumplir sus sueños, requiere demasiada disciplina y no es para ellos. Les tengo una noticia, la mayoría de las personas equiparan la disciplina a la ausencia de libertad, cuando en realidad ocurre todo lo contrario. Solo las personas disciplinadas se vuelven realmente libres, y por el contrario las indisciplinadas serán esclavas para siempre.
Todos deberíamos seguir el consejo de Raimon Samsó cuando en su libro El poder de la disciplina nos dejaba su consejo: “Si te va mal, aplícate al 100% con disciplina; y si te va de maravilla, aplícate al 200% con redoblada disciplina. Nunca olvides que lo que te condujo al éxito, la disciplina, es lo único que te mantendrá en él”.